lunes, 10 de noviembre de 2008

LAS TORTUGAS, EN EL PASILLO 7, SECCIÓN MARISCO

De todas las actividades cotidianas, hacer la compra es la que me hace sentirme más extranjera. Entrar en un supermercado y perderme entre pasillos y pasillos repletos de todas las combinaciones posibles de azúcar, cacao y grasas vegetales que tanto gustan a los irlandeses; o de quesos y botellas de vino con nombres de batallas medievales (Saint-Emilion, Côtes du Rhone) en Francia; o de panes con aspecto de ser comida para hamster en Alemania... O, allí donde las ventajas del márketing y la electricidad no han llegado todavía, pasear por un mercado sorteando cabezas de vaca ensangrentadas, racimos de plátanos amoratados y pilas de tubérculos que ni siquiera tienen nombre en castellano. Nada me recuerda tanto lo lejos que estoy de casa.

Y vive Dios que, en cuanto a exotismo a dos por uno, China se lleva el primer premio con muchísima ventaja. Empezando por la pasión nacional, el arroz, que aquí venden en recipientes adaptados a la escala del país:



Continuando con las carnicerías de tipo sírvase usted mismo, que aquí la higiene no es una prioridad:


Sin olvidar la sección de ... ¿pescadería? ¿anfibios? ¿reptiles y asimilados? Vosotros diréis:




Y es que a la gente en este país, como en otras muchas partes de Asia, les gusta tener la garantía de que el pescado que comen sea fresco, fresco. Vamos, que si no se resiste, no es de fiar, o si no, mirad este vídeo:



Además de la presentación de las mercancías, el analfabetismo en el que vivo y la peculiar forma que tienen de clasificar los productos aquí tampoco ayudan a evitarme los ataques de morriña cuando voy a hacer la compra. Por ejemplo, ayer intenté comprar un tetabrick de yogur. Lógicamente, no lo venden en botes de cristal, para qué nos van a hacer la vida más fácil pudiendo recordarnos que estamos en China y que (al menos yo) debería estar estudiando caracteres como una perra. Total, que tuve que recorrerme toda la sección de refrigerados, sorteando tortugas sin concha (pero vivas, pobrecitas mías), sobres de ensalada de medusa y lirios en salsa picante, hasta que encontré un cartón que ponía, así, en letras de verdad, YOGOURT.

Y ya casi con lágrimas de agradecimiento lo iba a meter en la cesta. Pero en un alarde de lucidez, de esos que, gracias al glutamato, son cada vez más raros en mi persona, me dije, esto no puede ser tan simple, seguro que tiene truco. Así que me fijé mejor, y claro que lo tenía. Justo debajo de "yogourt", y escrito con letras aún más gordas si cabe, ponía XILYTOL FLAVOUR. Y yo paso con la melanina, porque sin mi cafe con leche de por las mañanas no soy persona, pero... ¿yogur con sabor a xilytol? ¿Eso no lo lleva la pasta de dientes?

Total, que sintiéndome vencida, di media vuelta, consolándome con que peor estaban las tortugas. Pero he aquí que mientras pasaba por el pasillo dedicado a caramelos, frutos secos y frutas irreconocibles, me encontré con este paquete de tentador aspecto:

Preserved mango, decía. Y yo, que no aprendo, me dije, mira qué bien, si son mangos secos, por mucho empeño que le hayan puesto, no pueden estar malos... Ay, pequeño saltamontes, ¡nunca subestimes las capacidades de la industria alimentaria china!

Y esto es lo que había dentro del paquete:


Y el sabor va a la par del aspecto. Vamos, que es incomible, como era de suponer desde el principio, por mucho que la foto del paquete esté puesta con aviesas intenciones. Me queda el consuelo de que suelta un olorcillo así como a limpiasuelos de los más agradable. Y como no están los tiempos para tirar el dinero, lo tengo puesto encima de la mesa del salón, para que me haga de ambientador.

Así que hoy me he dejado de tonterías, y me he comprado estas galletas marca Pinocho, ya que, si me van a vender lo que les venga en gana, por lo menos que me lo adviertan desde el principio:

Lo más probable es que estén hechas de poliexpán, pero oyes, tengo un par de sillas que están medio cojas, así que a malas me servirán para calzarlas. Si le voy a coger el gusto y todo a esto del bricolaje gastronómico...


PD: doy las gracias a la amiga que que me generosamente me ha dejado las fotos del supermercado y autorizado a publicarlas.


2 comentarios:

  1. ¡Que peniña nos das!, pero no te preocupes: ya intentaremos llevarte algo de comida civilizada, como oreja de cerdo, tentáculos de cefalópodo con zumo de oliva o algo asi!
    Un besazo

    ResponderEliminar
  2. Que blog más bueno te has marcado, colega!!! Me encanta!! Me he aficionado totalmente! aunque viendo lo del mango un poco de peniña si que me da, que me dan ganas de mandarte un paquete de comida do país. Lo malo de ser intercultural! En serio, me encanta el blog. Me parto, mientras estoy en la (de)formación

    ResponderEliminar

Tú dirás