jueves, 5 de marzo de 2009

MI NOMBRE ES...

Ayer estaba buscando ayuda con una palabra en un foro sobre la lengua china, y curioseando en un hilo que trataba sobre cómo traducir al chino un nombre propio me encontré con un mensaje sorprendente, por lo absurdo:

“Quiero tatuarme el nombre de mi hijo en chino, ¿podrían ayudarme con la traducción? Se llama Iker”.

Por si no veis por qué digo que es absurdo, a ver si la respuesta que le daba una cabeza privilegiada os ayuda:

“El equivalente sería Yige, puedes buscar los caracteres en el diccionario”.

Y ya puede buscar, sí, porque el espontáneo no se molestó en especificar el tono, así que aunque lo primero que sugiere yi ge es一个 (uno/una), dudo mucho que al padre o madre de la criatura, después de tomarse la molestia de buscar en internet, estos dos caracteres tan sencillos le gusten. Y como tiene dónde elegir, puede acabar tatuándose desde Alegre Canción (怡歌) hasta Epidemia de Eructos ( 疫嗝). No os voy a decir qué le tatuaría yo si estuviera en lugar del artista, pero digamos que, si se le ocurriese venir a China, mis paisanos de adopción se iban a reír un rato.

Hecho el comentario maligno del día, tengo que decir que esto de traducirse el nombre es un tema que da muchos quebraderos de cabeza a los laowais que nos venimos a vivir aquí. Adoptar un nombre chino es prácticamente obligatorio, porque necesitas que pueda escribirse en caracteres. Si no, prepárate para dedicar la mayor parte de tu tiempo a esperar en frente de secretarios, cajeros de bancos, y administrativos en general que no pueden encontrarte en sus archivos porque el que te inscribió puso tu nombre propio como apellido, así que aunque te llamas, por ejemplo, José López García, te tienen por la J de Jose o por la G de García, o directamente no se enteró de donde empezaba uno y otro figuras como Pezgarc Íajosé. O mejor aún, directamente te dicen que no te puedes registrar porque su sistema informático sólo acepta cinco letras en el campo del nombre (esto me pasó de verdad en un hospital).

A alguna gente no le hace gracia que le rebauticen, e intenta ponerse una traducción fonética lo más parecida posible a su nombre original. Algunos nombres extranjeros muy comunes tienen incluso traducciones más o menos fijas: David generalmente se conviernte en Dawei, Carmen en Kai Ming, y Patricia en Bei Li (en chino la b y la p suenan muy parecidas). Y nuestro amigo Iker se llamaría Yige.

Pero este sistema tiene algunos problemas. Por ejemplo, que a menudo hay que haberse tomado más de dos tsintaos para ver el parecido entre el nombre original y la traducción. Además estos nombres fonéticos suelen sonar raros para los hablantes de chino. Kai Ming, por ejemplo, suena a nombre de chico, porque el caracter 明, ming, que es el que se suele usar en los nombres propios, está reservado a nombres masculinos. Ming significa brillante o luminoso, y en China sólo brillan los hombres. Total, que para que te suene mal a ti a ellos, mejor ponerte un nombre chino de verdad, para que al menos le guste a alguien.

Pero el principal inconveniente, como hemos visto, es que un mismo sonido corresponde a un montón de caracteres diferentes, y como te lleves mal con la persona que te los escoja, te puede hacer la puñeta, pero bien. Sobre todo, porque los chinos son muy educados, y si tú no hablas ni una palabra de chino, pueden pasar meses hasta que alguien tenga suficiente confianza como para decirte que, tal como lo escribes, tu nombre significa Muy peligroso o Gran Barriga, que son dos posibles transcripciones de Dawei. O Epidemia de Eructos.

Pero que no cunda el pánico, porque esto sólo le pasa a los laowais malos que se vienen a vivir aquí y no se molestan en aprender media palabra de chino. Todos los estudiantes de mandarín del mundo mundial saben exactamente qué significan los caracteres de su nombre, por la sencilla razón de que en chino no se puede deletrear. ¿A que nunca os habíais parado a pensarlo? A mi, desde luego no se me había ocurrido hasta que llegué aquí. Me tuve que enterar cuando, feliz porque me habían puesto mi primer nombre chino (fue un proceso largo, ya volveré sobre el tema) se lo intenté decir a una de mis profesoras. El diálogo fue en la línea de todas mis conversaciones con las profesoras:

-Me han dicho que me puedo llamar Hermosa Luna, ¿te gusta?
-¿Te quieres llamar Escuchar Música? Suena un poco raro.
-No, no, Hermosa Luna.
-Ah, Alegría del Bosque. Es bonito.
-No... Hermosa Luna.
-¿Quieres decir Pedazo de Plata?

Así me enteré de que para poder decirle a alguien cómo se escribe tu nombre tienes que ser capaz de explicarle qué significa cada caracter.

Por ejemplo, tengo una amiga que escogió como nombre chino 美 铃 (Mei Ling), porque sonaba remotamente parecido a su nombre, Maribel (muy remotamente, diría yo). Con美 no suele tener problema, porque significa hermosa, bonita, y es muy común en los nombres de chicas. 铃significa cascabel o campanilla, y ahí ya le toca explicarle al chino de turno: men dian ling de ling, campanilla como el timbre de la puerta (que en mandarín se dice campanilla eléctrica).

Esto también trae otro argumento a favor de ponerse un nombre que suene lo más chino posible: que te ahorrarás pasarte la vida jugando a veo-veo con los administrativos del mundo. Mi nombre es una cosita...

miércoles, 4 de marzo de 2009

ARROZ Y POCO CIRCO

Últimamente anda la comunidad laowai medio revuelta, porque han cancelado dos conciertos de Oasis que ibas a tener lugar aquí en Shanghai, donde no andamos precisamente sobrados de actividades culturales, y en Pekín. Oficialmente, el concierto ha sido cancelado por problemas financieros, como dice el Shanghai Daily, pero Radio Patio, que a falta de algo mejor aquí funciona muy bien, dice que es por otro motivo. A saber: que los señores que forman este grupo, hace tiempo participaron en un concierto a favor de la independencia de cierta provincia rebelde cuyo nombre empieza y acaba por T.

Y es que las autoridades de este gran país que me acoge están ya calentitas con el tema porque otra señora, cantante de nombre impronunciable y nacional de un país que está a punto de poner el cartel de “Cerrado por quiebra”, dio aquí un concierto, y al acabar tuvo la genial idea de gritar “Free T***t”, para gran regocijo, supongo, de gafapastas, fans del buenrollismo y habitantes del País de la Piruleta en general.

Como comprendereis, mis opiniones sobre la situación de esta provincia más o menos rebelde y más o menos invadida y oprimida, me las guardo para mi. Pero mi opinión sobre los señores de Oasis, la señora Bjork, o como se escriba, y los laowais que se quejan porque se han quedado sin concierto, sí quiero compartirlas con vosotros. Que hoy tengo tiempo libre y llevo mucho sin ladrar.

Vamos por puntos:

-Uno. La que acepta venir a llenarse los bolsillos en un país con cuyo régimen no está de acuerdo. Señora de nombre impronunciable, sea usted consecuente, que además puede permitírselo (no creo que estuviera tan falta de pasta, aunque ahora mismo, a saber): no venga. Váyase a actuar a Taiwan, a Corea del Sur o a Soria. Si le importa tanto la suerte de los tibetanos, cosa que dudo, dígalo bien claro, que no viene a China porque son malos malísimos y además de chop suey con sus abuelos se comen crudos a los niños tibetanos.
Pero no de el concierto, y luego suelte una frase vacía que la mitad de los presentes ni siquiera entendieron (ay, no, que en Buenrollolandia todos hablamos inglés, faltaría más). Porque mientras que usted lo único que ha perdido es la fiesta de después en el backstage, los organizadores tendrán que dar explicaciones a las autoridades, y creedme, por lo que me ha contado Radio Patio, no es una experiencia agradable. Eso, y que volverán a tener trabajo cuando yo pueda contar un chiste en chino (o sea: nunca jamás).

-Dos. Los que primero dan un concierto criticando la integridad territorial de un país, y luego pretenden ir a ese mismo país a poner el cazo. A esto en mi tierra le dicen estar en misa y repicando, o más prosaicamente, ser un hipócrita. Vamos, que me parece estupendo que les hayan cancelado el concierto. Además, que así les dan la oportunidad de sentir en sus carnes una milésima parte de lo que soporta ese pueblo que tanta pena dicen que les da.

-Tres. Los laowais que se indignan, no por cómo trata el gobierno de este país a algunos de sus ciudadanos, si no porque ellos se van a tener que quedar con las ganas de ver al grupo de marras. Se me parte el corazón. Queridos míos, esto es lo que hay, ya lo sabíamos todos antes de venirnos a China. si no os gusta, aquí en Shanghai tenemos un tren estupendo y con una tecnología punta que en 5 minutos te lleva al aeropuerto.