sábado, 25 de octubre de 2008

UNA LUZ BLANCA AL FINAL DE UN TÚNEL

Ahora que llevo casi un mes yendo a clases de lengua y cultura chinas, me siento con suficiente conocimiento de causa como para decirlo: el chino es difícil. Muy difícil. Dificilísimo. Horrible.
En la puerta de mi academia, en vez de "Wellcome", tendrían que haber copiado a Dante y poner eso de "Abandonad toda esperanza, vosotros que entrais". De hecho, estoy segura de que si Dante hubiese vivido en nuestro siglo, en alguno de los círculos del infierno habría puesto una clase de chino.

Llamadme exagerada, pero si hace un mes me hubieran dicho que se puede sudar, literalmente, estudiando un idioma, me hubiera reído. Ahora que sé que también se pueden tener calambres en la lengua, hubiera preferido seguir en mi ignorancia, y que me hubiesen destinado a... que sé yo, Afaganistán o Arabia Saudí.

Y vale que soy de natural un poco exagerada, pero esta vez no soy sólo yo: nunca había oído a un profesor decirme "Tranquila, si nosotros tampoco somos capaces de pronunciar correctamente esta palabra". No sé si es verdad o lo dicen sólo para animarnos, pero os digo otra cosa, el primer día que pasé en la academia me dió un poco de claustrofobia el que ninguna de las aulas tuviera ventanas. Un mes más tarde entiendo que es para que nadie tenga la tentación de tirarse por ellas (y no me refiero solo a los alumnos).

Para empezar, la pronunciación. En chino, casi todos los sonidos se pronuncian con la lengua en la mitad de la boca. Es decir, que tienes que hablar como si estuvieras intentando despegarte un caramelo que se te hubiera quedado pegado en el cielo del paladar - de ahí los calambres, que empiezan en cuanto dices tres palabras seguidas. Y estos son los sonidos que oigo, que son algo así como la mitad. El resto ni siquiera los distingo. Aquí podeis oír algunas frases básicas, y ver que no exagero.

Además, el chino es un idioma tonal. Como es una típica conversación de bar, supongo que todos sabemos más o menos en qué consiste que una lengua sea tonal, pero os lo resumo por si acaso:
El chino tiene cuatro tonos, y un tono neutro (lo sé, a mi también me parece absurdo), y del tono depende el significado de la palabra. El primer tono es agudo y sostenido, como el ayyyyyyyy de una canción flamenca. El segundo es es ascendente, como en una pregunta. El tercero es ascendente-descendente, y no sé cómo suena porque aún no he conseguido pronunciarlo. El cuarto es descendente (la voz pasa de aguda a grave), y suena como con asco, como la a de esa en "Mira a la guarra esa".
Pero mejor os lo explico con un ejemplo de cómo son mis clases:

-Laoshi (profesora): Repite conmigo, Wo yao mai hua (Traducción: Quiero comprar unas flores).
-Xuesheng (estudiante): Wo yao mai hua. (Necesito vender unas palabras).
-Laoshi: Hmmmm. Creo que tienes una dificultad con los tonos. A ver: Wo wang mama (Le pregunto a mi madre).
-Xuesheng: Wo wang mama (Le doy un beso a los caballos).
-Laoshi (mirándome con cara de "En mi pueblo a la gente como tú la encadenamos a la pata de la cama y no les dejamos ver jamás la luz del sol"): Vamos a intentarlo con una palabra, tang (azúcar).
-Xuesheng (sudando): Tang (sopa).
-Laoshi: Mejor te dicto y tu escribes. A ver, Ni you yi ben shu (tengo un libro).
-Xuesheng (tirándose al suelo en posición fetal): ¡Quiero que venga mi mamaaaaaaaaaaa!

Y así, todos los días, durante tres horas. El horror, el horror.

Otra característica del chino que lo hace particularmente difícil es la gramática, que a veces parece diseñada por Homer Simpson: en chino no hay artículos, las palabras no tiene género ni diferencian el singular y el plural; los verbos tampoco se conjugan, ni tienen forma de pasado o futuro, son siempre igual, y como no existe una palabra para decir si o no, para contestar hay que repetir el verbo. Por ejemplo: Ni yao yi pin pijou ma? (Literalmente: ¿Tu querer una botella cerveza?), se responde: Yao o bu yao (Querer/ no querer).

Seguro que estareis pensando, pero qué agonías es esta chica, un idioma en el que no te tienes que aprender listas y listas de verbos irregulares, qué cosa más fácil. Claro, porque no sabeis que, a falta de verbos que nos amarguen la vida, el chino tiene una cosa maravillosa que no tiene equivalente en castellano, ni en ninguna lengua hablada por personas civilizadas: los clasificadores. La mejor definición de qué es un clasificador la dió uno de mis compañeros de clase: "De repente en mitad de la frase aparece una palabra que no aporta nada, ni significa nada, pero que hay que poner". Exactamente eso.

Los clasificadores se ponen cada vez que especificas una cantidad. Por ejemplo (cuantos ejemplos, estoy didáctica hoy): Zhe shu (este libro) no lleva clasificador (zhe, este, y shu, libro), pero yi ben shu (un libro) sí lo lleva: yi (uno) ben (clasificador) shu (libro).

Como espero que os hayais imaginado ya, en chino hay, contando así por lo bajo, unos trescientos mil clasificadores diferentes, en función del tipo de nombre al que acompañen. En teoría, objetos con características similares llevan el mismo clasificador. Por ejemplo, los gatos y perros tienen un clasificador distinto de los tigres y las vacas (animales grandes/ animales pequeños). Las casas, las tiendas y los restaurantes también tienen un clasificador propio, y los hospitales y las escuelas otro (la distinción parece que es edificios donde es agradable estar versus edificios en los que sólo entras forzado).

Aunque la lógica por la que los chinos consideran que dos objetos se parecen, o no, casi siempre escapa a mi comprensión. Veámoslo con otro ejemplo sacado de mi día a día en clase:

-Xuesheng (hechando espuma por la boca después de dos horas y media de tortura): Putongghua hen nan (el chino es muy difícil). Wo yao ou dao pou woda mai (Quiero un cuchillo para cortarme las venas).
-Laoshi (sin despeinarse): Me parece una idea estupenda, pero has usado el clasificador para "herramientas que se manejan con las manos", y "cuchillo" va con el clasificador de "herramientas que se sostienen con el puño cerrado".

Y así hasta el infinito.

Aprovecho para añadir, por si no os habiais dado cuenta, que es toda una profesional, mi laoshi. Claro que es de Harbin, en el extremo norte de China, donde están bajo cero todo el año y la gente come carne de perro. Al lado de eso, pasar tres horas encerrada con tres personas que pasan de la risa al llanto mientras balbucean incoherencias tiene que parecerle un paseo.

Volviendo al tema que nos ocupa, otro ejemplo: fen se aplica a los periódicos, y zhang a las hojas de papel. Por alguna razón que mi cerebro de occidental no logra entender, fen también sirve para las rebanadas de pan, las mesas y las caras de las personas, y zhang para los mapas, los menús de los restaurantes y los puestos de trabajo (esto no se lo explica ni la profesora). Lo de las caras es un poco más fácil de ver, porque los chinos entienden que tienen la cara plana, como una mesa camilla, pero aún así...

Aunque en la vida siempre queda un rayo de esperanza, que en nuestro caso ha venido gracias a GE, la palabra que ha salvado más vidas que la penicilina, evitando suicidios en masa entre los estudiantes de chino. Ge, alabado sea, es un clasificador genérico, que se puede usar con todo. Por supuesto, está mal usado, pero sirve para que te entiendan y evita que mueras de hambre y sed ante la barra de un bar cual Tántalo postmoderno.

Una cosa positiva de toda esta tortura es que, como todas las experiencias traumáticas, une. Vosotros, como no lo estais sufriendo, no podeis entender lo reconfortante que es conocer a alguien y, después de las presentaciones de rigor, hacerle LA PREGUNTA. ¿Hablas chino?. Si te dice que sí, os abrazais entre lágrimas, tú diciendo, "Tengo mucho miedo", y él dándote palmaditas en la espalda, "Tranquila, todos hemos pasado por esto".

Dicen va por fases, y que después de la angustia, la negación y la ira, acabas por asumirlo y ya no parece tan duro ni tan difícil. Espero que sea pronto, porque uno de mis compañero de clase ya no suda, ni llora, ni se rie. Se queda las tres horas balaceándose en su silla de adelante hacia detrás mientras murmura "Sin tonos no hay dolor, sin tonos no hay dolor". La profesora dice que es una reacción normal, pero empieza a preocuparnos un poco, la verdad.

Y para acabar por hoy, comentaros que en chino "comprender" se dice mingbai, que literalmente significa "luz blanca". Unos compañeros de la escuela me han dicho que es porque, cuando te mueres, vas a un lugar maravilloso en el que sabes hablar chino.

2 comentarios:

  1. Hola guapa, veo que General Electric sigue salvando vidas a puñados.
    Espero que todo lo demás sea más fácil que el idioma. Tómate una Tsingtao a mi salud.
    Bicos.

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  2. Hola. ¡Bonito abanico! Una amiga tuya (de glorioso nombre) me ha dado noticia de tu blog para ver si me decido a pasar de mi vocabulario de diez palabras en chino a.. por lo menos... quince, je, je.

    Espero que sobrevivas a China y a los chinos, je, je. Tus escritos parecen casi un guión de cine... (ah, claro, es que de eso iban tus estudios). Me he reido mucho leyéndote. Anímate a escribir un poco más y luego se lo envías a Zhang Yimou.

    Y si encuentras algún truco o atajo para aprender el chino nos lo vas contando por aquí (yo no sueño con llegar a China y hablar con los nativos como si nada... me conformaría con pedirle al chino de la tienda de enfrente de mi casa el pan , las Coca-Colas, los plátanos y otros productos de supervivencia, en todos los tonos posibles, je, je). Hasta otra. (Gonzalo)

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