jueves, 12 de febrero de 2009

EL TELÉFONO MÓVIL, ESE INVENTO

En chino, teléfono móvil se dice zhouji, máquina de mano, un nombre que cada día me parece más acertado, porque mi teléfono móvil ha pasado por más manos que un billete de cinco yuanes. De hecho, creo que desde que llegué a Shanghai mi teléfono ha pasado más tiempo en manos de desconocidos que en las mías. Cada vez que entro en un taxi / tienda / bar / hospital y el chino de turno se me queda mirando con cara de póker, mi solución es sacar el teléfono y decir la frase mágica: deng yixia, wode pengyou gaosu ni. Espere un momento, mi amigo se lo explica. De verdad os lo digo, si sólo vais a aprender una frase en madarín en toda vuestra vida, que sea esta, no lo dudeis. Ni hola, gracias, como se llama, no sé como ha llegado esto a mi equipaje u otras tonterías de las que vienen en las guías de “Mandarín para el viajero”.

Que donde dices amigo, puede ser cualquiera, yo le he pedido que me haga de intérprete a compañeras de la oficina, recepcionistas, camareros, la teleoperadora de mi seguro médico... Y si no tienes nadie a mano, meiyouwenti, sin problema, pues como creo que he dicho en más ocasiones, este es el país de Pagando, San Pedro canta, y hay compañías que ofrecen servicios de intérpretes por teléfono. Marcas el número mágico, explicas en inglés tu problema, y luego le pasas el teléfono al chino que tengas delante para que se lo expliquen en mandarín. Al que inventó este servicio tendrían que darle el Nobel de la paz, o algo, por todos los laowai a los que ha salvado del suicidio, y todos los chinos a los que ha librado de ser asesinados en un rapto de frustración.

Otra idea estupenda que ha tenido algún emprendedor es un servicio de localización de bares, hoteles, hospitales y edificios de interés en general. Tu mandas un sms con el nombre del lugar en cuestión, y te contestan con la dirección en inglés y, muchísimo más importante, en caracteres chinos. Así sólo tienes que montarte en un taxi y enseñarle el móvil al taxista. Porque por poder, puedes buscar una dirección en internet o en una guía de viajes o donde te de la gana, pero como no esté en caracteres, muy lejos no vas a llegar. Y que conste que los taxistas de Shanghai, al menos por mi experiencia, tienen una capacidad de comprensión que más parece telepatía. Cada vez que le pido a uno que me lleve a mi casa y no sólo entiende la dirección a la primera, sino que además sabe dónde es, con el tamaño que tiene Shanghai, me quedo lela. Claro que después los ves conducir, y empiezas a atar cabos: claro que tienen una inteligencia superior, ¿no era esa una de las características de los psicópatas?

Si es que en las recomendaciones de viaje que hace el Ministerio de Asuntos Exteriores tenían que dejarse de vacunas y ropa adecuada para el clima extremo. El auténtico kit de supervivencia del laowai que se va a China debería incluir: tarjeta de crédito (mejor dos o tres, que no se respire miseria); caja tamaño familiar de Lexatín y/o petaca de whisky o, en su defecto, un par de botas de senderismo con las suelas bien resistentes (porque así, sin doping, a ver quién se atreve a subirse en un taxi); y sobre todo, teléfono móvil. Ligero, práctico, y además lo mismo te sirve para recorrer la Ciudad Prohibida que para irte de marcha a un macrodiscoteca del extrarradio una vez de vuelta a España.

2 comentarios:

  1. Has olvidado decir que en China, si el teléfono móvil no lleva un colgante de Hello Kitty, gato o similar, pues no funciona.

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  2. Dios!!! tienes que ir al ofta para que te vean la vista

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